El tiempo de la transición: un breve resumen
Irigaray, Luce. Ese sexo que no es uno — Trs. Carlos Franco-Ruiz

Podemos comenzar a esbozar provisionalmente la lógica temporal de la transición de género a partir de los siguientes axiomas: soy, fui, me convertiré.
Yo soy
Soy una mujer. ¿Cómo sé esto? ¿Cuáles son los fundamentos epistemológicos para tal afirmación? Simplemente, ¿cómo se sabe uno que es mujer? Ésta es una cuestión de filósofo, uno empapado en el discurso del mismo contra el que hay que luchar a toda costa. Soy una mujer. ¿Cómo lo sabes? La niña firma su nombre en el mundo, lo marca en su nombre, no importa cuán provisional o fugaz sea. Lo sé porque lo soy. Soy una mujer. ¿Cómo lo sabes? Una pregunta persistente, “¿la pregunta de un hombre? No creo que una mujer -a menos que haya sido asimilada a los modelos masculinos, y más específicamente fálicos- me haga esa pregunta ”(Irigaray 1985, 120). Yo soy. Territorio que ha sido minuciosamente delimitado por el imaginario masculino. Esta afirmación, este yo soy, debe ir más allá del modelo de semejanza. Yo-soy, en cierto modo irreductible al yo e irreductible al ser. Soy porque somos, porque aquí hay una coyuntura. Soy irreductible para mí y tú eres irreductible para ti. Las chicas bailan. Hacer la transición es bailar. Soy una mujer. ¿Cómo puedo saber? Porque estoy bailando. Estoy aquí pero siempre estoy en otro lugar, un paso adelante, el siguiente paso ya en mente. Mujeres en deuda con el falo, con el Uno, me preguntan “¿Cómo lo sabes?” Lo sé porque lo soy, y deberías saberlo mejor para no hacer esa pregunta. Los hombres son por como son las cosas. Lo soy por la forma en que deberían ser las cosas.
Era
Yo era mujer porque soy mujer. El primero se sigue del segundo. Lo que fui está continuamente condicionado por lo que soy. La niña se despertó y era una niña. Yo soy y así siempre fui. Ésta es la estructura de la transición, del baile. Estaba bailando antes de darme cuenta y bailaré porque es lo que hago, lo que he hecho. La niña aguanta. Si lo soy se convierte en no lo era, entonces nunca lo fui. Ésta es la estructura de la transición, del vuelo. Vuelo porque tengo alas, porque siempre he tenido alas, porque siempre hemos tenido alas. Las niñas saltan. El pasado determina el presente al mismo tiempo que el presente determina el pasado. Los engranajes bloquean. Las niñas continúan. Estaba determinado en última instancia por yo soy. Las niñas vuelan. Volaba porque ahora estoy volando, porque estoy bailando ahora. Los movimientos pasados están determinados por las acciones presentes. La niña firmó su nombre en el mundo, sin importar cuán provisional o fugaz sea. Su huella se ha hecho y su nombre es inteligible. Su firma, nuestra firma, es de movimiento, de danza, de vuelo. Yo era porque soy. “Tu cuerpo expresa ayer en lo que quiere hoy” (Irigaray 1985, 214). Esto es lo que se quiere decir con el yo era. Que yo era viene a ser sólo por el hecho de que soy. Me rebelo porque me rebelaba. Si esto es circular, que así sea, las niñas bailan en círculo. Dan vueltas en el aire olvidado. Por hombres. Haber sido es haber respirado. Las niñas nunca olvidan esto. Yo soy, yo era.
Me convertiré
Si voy a llegar a ser, es a convertirme en lo que era porque soy. La niña baila al amparo de la luz de la luna. Sé lo que eres, nuevo, siempre nuevo. Me convertiré, es decir, volaré. Que me convertiré está atestiguado en la forma del yo soy. La niña inscribe su nombre en el mundo, una y otra vez. La suya es una señal de aliento, de baile, de tacto. Me convertiré y lo que me convertiré será lo que fui. “Bésame” y me convertiré en lo que tú besas (Irigaray 1985, 210). Hacer la transición es besar la tierra, cantar con el viento. En alas de aire, de nuevo, siempre de nuevo. Me convertiré en mujer porque soy y así fui. ¿Cómo puede ser más claro? Me convertiré en lo que debería ser, en lo que soy. Estamos en la hora de las brujas. Los engranajes se bloquean y el reloj suena mientras las niñas dan vueltas en el cielo. Soy, fui, me convertiré. La niña canta su nombre en el mundo, de nuevo, siempre de nuevo. Las niñas bailan y el reloj vuelve a sonar. Las niñas se ríen: el tiempo está desordenado. El tiempo del hombre. No es de ellos. No la nuestra.
El texto de antiauthentic.wordpress.com fue traducido por Carlos Franco-Ruiz.
https://antiauthentic.wordpress.com/2021/12/05/the-time-of-transition-a-brief-outline/